Todo mundo anda emocionado con los Vengadores, que sin Iron Man esto, que si Hulk aquello, que en dónde está Hawkeye, pero lo cierto es que no podríamos estar hablando de ellos si un extraterrestre no hubiera tenido éxito 1938, me refiero a Superman.
Creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, dos cuates de origen judío que se conocieron en 1933 y terminaron vendiendo al hombre de los calzoncillos rojos por tan sólo 130 dólares a DC Comics y así crear el ahora emblemático Action Comics #1.
Ponte a pensar y es muy probable que no recuerdes tu primer encuentro con Superman, y si sí pues mis felicitaciones, porque este superhéroe ya es parte de la memoria colectiva mundial. No importa si eres lector de cómics o no, o incluso si hayas visto alguna película con él, Superman es Superman. Punto. Junto con la Coca-Cola y Mickey Mouse, él ya viene impregnado en el ADN mundial.
Desde su nacimiento, la naturaleza fascinante e hipnótica del personaje (al final de cuentas, Superman representa lo que debemos y cómo ser) llamo la atención de la gente, tanto así que tuvo una adaptación radio, pasando por la televisión (ya sea con George Reeves o Tom Welling) y obviamente el celuloide (inmoratlizado por Christopher Reeve y ahora tiene el rostro del británico Henry Cavill).
Tal vez no sea tu héroe favorito pero, como mencioné al principio de este artículo, a él le debemos mucho del imaginario colectivo del siglo XXI. Siempre siendo referencia, ya sea peleando con Muhammad Ali, contra el mismo Capitán América o incluso su muerte. Superman son los sueños del hombre plasmados en una persona ¡Feliz cumpleaños 80, Clark!
Soy miope y comparto lo que veo 